Ni con el Pétalo de una rosa

Natalia Jiménez Aristizabal

Hace algunos años debido a la fuerte carga de violencia de los noticieros nacionales decidí no ver más televisión local, pues en mi opinión tener que ver, escuchar y leer temáticas violentas tres veces al día en el 85% de la parrilla de noticiero hace que cada vez nos impresione menos un acto violento. Nuestro entretenimiento novelas, películas y hasta algunos géneros musicales son violentos, los trancones se han vuelto violentos, hasta haciendo la fila o utilizando el transporte público experiementamos la violencia.

Recuerdo mucho un escándalo protagonizado por una persona que agredió un cachorro en un ascensor; el video se hizo viral, la indignación de personas de todo el mundo se hizo presente y por alguna razón este episodio tuvo más eco en los corazones de las personas que el genocidio Armenio, la guerra en Siria, o los millones de niños colombianos que mueren de extrema pobreza y desnutrición todos los días. Amo los animales, han sido son y serán una parte indispensable en mi vida pero ¿Qué nos está pasando? Desde cuando dejamos de sentir compasión por los demás seres humanos.

Es muy triste ver cómo nos hemos convertido en seres carentes de empatía, de humanidad y de respeto. Ataques con ácido, agresiones sexuales tanto verbales como físicas a diario (en todas la clases sociales desde el presidente de nigeria, el candidato presidencial de EE.UU. hasta un cantante de reggaeton, o un vecino) ¿Qué le pasa al mundo? ¿Qué le pasa a los hombres? Y sobre todo ¿Qué nos pasa a las mujeres? No nos quedemos calladas ante las agresiones. El silencio legitima las acciones de nuestros agresores.

Mi respaldo y apoyo total a las movilizaciones que hoy se llevan a cabo en Argentina y Chile #NiUnaMenos ; admiración total a Natalia Ponce de León y su causa; a Malala Yousafzai por romper paradigmas. A todos los hombres y mujeres que desde sus profesiones estan luchando para hacer de éste un lugar mejor para todos. “Las mujeres no se tocan ni con el pétalo de una rosa”.

Natalia Jiménez Aristizabal, octubre 2016 – © Mozzafiato