“El horror de ser anónimo, de olvidarse del propio aspecto, de no tener rostro. El rostro es la imagen fastuosa del yo.” John M. Hull (Invidente), 1990
En los laberintos infinitos y ruidosos de las calles, el rostro palpitante de los transeúntes pareciera borrarse en el deambular y la agitación de la gran ciudad. Fotografiar se ha convertido para mí en un acto reflejo que me permite conocer personas, oír historias, intercambiar miradas.